El Síndrome de la mamá gallina no es exclusivo de madres, también de padres, abuelos,… Aquellas figuras que educan desde la sobreprotección a los niños, trasladan miedos e inseguridades que no dejan lugar al crecimiento personal y la autodependencia.
«Dos legados podemos aspirar a dejar a nuestros hijos: uno, raíces; el otro, alas».